viernes, julio 07, 2006

me encanta

Descubrir tus ojos brillando en mi dirección
sentirte por las mañanas y en los ocasos de una latitud privada
ser tu incondiconal, que seas mi fuente de mágia y de razón
me encanta

salir por las tardes cuando la lluvia ha pasado
y un perfume a melancolía se cuela por cada poro
dejándome llevar a dónde no puedo estar,
porque a la vez lejano y dentro de mí
se difumina el recuerdo

y me encanta
buscar la nota de arena en la playa infinita
eleverme contra la ola y buscar la palabra perdida
entre tanta paja, encontrar la frase que me haga falta
y terminar con el silencio poco antes de alcanzar el horizonte,
tomar la ruta como quien se desata los zapatos
y con la mano al viento acariciar el monte,
como un niño que pretende elevarse con los brazos abiertos
levitar por la gracia invisible de los dioses,
cerrar los párpados para contemplar lo que los ojos nos ocultan:
dos corazones que laten al ritmo del mismo sol,
en un solo pecho que descienda y se eleva
 entre los vapores de nuestra respiración

y quisiera
poder repetir una y otra vez
tu mirada en un caleidoscopio,
hasta que me maree de tanto girar en tí