Hielo

Hielo que se desliza por las laderas frías,
como ancianos que han perdido la vida
su viento helado es su aliento mortal
y su fuego interno alimenta ahora las calderas
que solemos llamar niños.
No tan allá, en las cumbres nubladas
vestidas con trajes de cipreses, pinos y abetos
con collares de arbustos y rocas
desde donde vuelan pequeñas aves
se alimentan de peces grasos
en lagos que tiemblan solo con palabras de gigantes
no tan lejos, afuera camina la trágica calma
con sus manos grandes
y sus ojos grises, observando.